La oración a toda la Corte Celestial es una oración poderosa que se utiliza para pedir protección y liberación de cualquier mal, adversidad o impedimento. Esta oración se dirige a los santos, ángeles y arcángeles de Dios, y se cree que puede ayudar a las personas a superar cualquier obstáculo que puedan estar enfrentando.
La oración a toda la Corte Celestial es larga y detallada, y se divide en varias partes. En primer lugar, se invoca a los santos, ángeles y arcángeles de Dios para que vengan en ayuda de la persona que reza. Luego, se pide perdón por cualquier pecado o error que se haya cometido, y se pide la ayuda divina para superar cualquier obstáculo.
Aunque esta oración es muy poderosa, es importante recordar que no hay garantía de que funcione en todos los casos. Sin embargo, muchas personas han encontrado consuelo y alivio al rezar esta oración en momentos de necesidad.
La oración a toda la Corte Celestial es larga y detallada, y se divide en varias partes. En primer lugar, se invoca a los santos, ángeles y arcángeles de Dios para que vengan en ayuda de la persona que reza. Luego, se pide perdón por cualquier pecado o error que se haya cometido, y se pide la ayuda divina para superar cualquier obstáculo.
Aunque esta oración es muy poderosa, es importante recordar que no hay garantía de que funcione en todos los casos. Sin embargo, muchas personas han encontrado consuelo y alivio al rezar esta oración en momentos de necesidad.
Oración a la Corte Celestial
Vengan en nuestra ayuda San Miguel,
San Gabriel, San Rafael y todos los Santos,
Ángeles y Arcángeles de Nuestro Dios y Señor,
las principales Potestades y Virtudes del Cielo,
así como los bienaventurados y San Juan Bautista.
Que vengan en nuestra ayuda las virtudes y oraciones
de los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo,
San Andrés, San Tiago, Santo Tomás,
San Bartolomé, San Felipe, San Mateo,
Santiago el Mayor, San Marcos,
San Matías, San Lucas, San Simón
y las santas vírgenes, mártires y confesores.
El santo Rey David,
los Cuatro Evangelistas que son:
Lucas, Juan, Marcos y Mateo,
los cuatro pilares del Cielo,
para que no sean impedimento
ninguna de las setenta y dos lenguas
que están repartidas por todo el mundo;
por todo esto y lo mismo que Cristo
absolvió a Lázaro cuando le curó,
absuélvenos Señor;
por la palabras que dijo Adán
cuando exclamó ¿Dónde estás?,
absuélvenos, Señor;
por vuestra virtud por la cual
se incorporó el enfermo cuando tú dijiste:
¡Levántate y toma todos los santos y santas de Dios!
absuélveme a mí Luis Francisco Soto García, servidor tuyo,
para que sea liberado del poder de este infernal diablo,
y porque Emanuel,
la palabra de Dios sea con nosotros,
y por el santo nombre de Dios, nuestro Señor;
todo mal que yo padezca,
sean deshechas y desatadas
por sobre mí y de todos nosotros,
y de Luis Francisco Soto García, servidor vuestro,
todos los malos hechizos y encantamientos,
y de todo mal y mala ventura.
Amén, Jesús.
Gloria al Padre, gloria al Hijo
y gloria al Espíritu Santo,
Ahora como en un principio,
por siempre Jesús.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Ángeles y Arcángeles de Nuestro Dios y Señor,
las principales Potestades y Virtudes del Cielo,
así como los bienaventurados y San Juan Bautista.
Que vengan en nuestra ayuda las virtudes y oraciones
de los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo,
San Andrés, San Tiago, Santo Tomás,
San Bartolomé, San Felipe, San Mateo,
Santiago el Mayor, San Marcos,
San Matías, San Lucas, San Simón
y las santas vírgenes, mártires y confesores.
El santo Rey David,
los Cuatro Evangelistas que son:
Lucas, Juan, Marcos y Mateo,
los cuatro pilares del Cielo,
para que no sean impedimento
ninguna de las setenta y dos lenguas
que están repartidas por todo el mundo;
por todo esto y lo mismo que Cristo
absolvió a Lázaro cuando le curó,
absuélvenos Señor;
por la palabras que dijo Adán
cuando exclamó ¿Dónde estás?,
absuélvenos, Señor;
por vuestra virtud por la cual
se incorporó el enfermo cuando tú dijiste:
¡Levántate y toma todos los santos y santas de Dios!
absuélveme a mí Luis Francisco Soto García, servidor tuyo,
para que sea liberado del poder de este infernal diablo,
y porque Emanuel,
la palabra de Dios sea con nosotros,
y por el santo nombre de Dios, nuestro Señor;
todo mal que yo padezca,
sean deshechas y desatadas
por sobre mí y de todos nosotros,
y de Luis Francisco Soto García, servidor vuestro,
todos los malos hechizos y encantamientos,
y de todo mal y mala ventura.
Amén, Jesús.
Gloria al Padre, gloria al Hijo
y gloria al Espíritu Santo,
Ahora como en un principio,
por siempre Jesús.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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